Disfagia en el daño cerebral adquirido


El término disfagia neurógena designa cualquier problema que surge desde el momento en que los alimentos (sólidos y/o líquidos) se introducen en la boca hasta que pasan al estómago, por una deficiencia en cualquiera de las cuatro etapas de la deglución, de origen neurológico a nivel de sistema nervioso central o periférico. 

Según la etapa de la deglución alterada observamos distintos tipos de disfagia:


  • Disfagia oral. 
  • Disfagia orofaríngea.
  • Disfagia esofágica.


Según el nivel de afectación de las estructuras implicadas se distinguen diferentes grados:
  • Grado leve.
  • Grado moderado.
  • Grado severo.

Son varias las manifestaciones o síntomas que nos harán sospechar de posible disfagia, los más importantes son:
  • La desnutrición. 
  • Las frecuentes infecciones respiratorias. 

Pero existen otros síntomas que nos darán pistas sobre qué estructura está implicada y a qué nivel se están produciendo las dificultades deglutorias:
  • Odinofagia, dolor durante la deglución producido por inflamación del tracto faringoesofágico o por reflujo esofágico.
  • Reflujo nasal: salida de comida por la nariz por déficit de cierre del velo del paladar.
  • Babeo; cierre insuficiente de labios.
  • Tos antes, durante o después de la deglución
  • Ruidos durante la deglución por falta de coordinación respiratoria deglutoria .
  • Cambios de la voz después de la ingesta por una incompleta función de arrastre faríngeo. 
  • Aspiraciones o entrada de bolo alimenticio sólido o líquido en la vía aérea por debajo de las cuerdas vocales ingresando en la tráquea. Puede producirse antes, durante o después de la deglución dependiendo de la causa que origine la disfagia. Es el síntoma disfágico que más inquieta porque pone en peligro la vida del paciente. En pacientes neurológicos la sensibilidad para detectar la presencia de alimento en la vía aérea está disminuida. El reflejo de tos que expulsa cualquier objeto que penetre en la vía aérea puede estar inhibido o no presentarse con la fuerza suficiente para realizar la expulsión total del alimento. 
  • Penetración, se refiere a la entrada del bolo sólido o líquido en la vía aérea (laringe) pero no sobrepasa el nivel de cuerdas vocales.


Entre las causas más frecuentes de disfagia neurológica, encontramos, personas afectadas por Accidentes cerebrovasculares (ACV), traumatismos craneoencefálicos (TCE), tumores cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, afecciones del nervio periférico, enfermedades neuromusculares.

De todos los pacientes con disfagia neurogénica entre el 87% y 91.5% son de origen vascular. La incidencia de disfagia en la fase aguda del ACV fluctúa entre 29 a 65%, dependiendo de la localización de la lesión y decrece a un 12% a los 3 meses de haber sufrido ACV.

Los pacientes que han sufrido un TCE pueden presentar dificultad para deglutir con distintas características según la localización de las lesiones.

  • Retardo o ausencia del reflejo faríngeo en 80% de los pacientes. 
  • Reducido control lingual en 53%
  • Paresia faríngea uni o bilateral en 32%
  • Disfunción cricofaríngea, 6%. 
  • Otros trastornos pueden estar presentes tales como: una reducción del cierre labial, cierre velofaríngeo, elevación laríngea, cierre de la vía aérea y en algunos casos puede existir una fistula traqueoesofágica.

Se debe establecer una valoración del grado de disfagia para así poder individualizar el tratamiento, determinar la textura y consistencia de los alimentos más adecuada y asegurar que el paciente puede realizar una deglución sin riesgo de complicaciones.
La rehabilitación de la disfagia en personas con daño cerebral sobrevenido no es una labor independiente sino que debe contar con el apoyo de un equipo interdisciplinar especializado en este tipo de casos.

  • Información neuropsicológica que le permite valorar el nivel cognitivo del paciente y la capacidad de comprensión y de colaboración que éste va a prestar.
  • Información fisioterapéutica, que valorará la capacidad de respuesta motora general del paciente.
  • Información sobre adaptación al medio, el terapeuta ocupacional nos avisará tanto de todas aquellas ayudas que el paciente tiene como de su grado de autonomía en las actividades de la vida diaria.
  • Información psicológica; entorno familiar y percepción de la enfermedad por parte del paciente.
  • Nutricionista, establece el plan dietético a llevar a cabo por el paciente.


Pero si bien la información anterior nos coloca dentro de un marco referencial sobre el paciente, lo cierto es que debemos de llevar a cabo una evaluación precisa del proceso de la deglución.

Para ello contamos con una evaluación objetiva (videofluoroscopia, fibrolaringoscopia, manometría faringoesofágica), llevada a cabo por el Otorrinolaringólogo y una evaluación subjetiva, llevada a cabo por el logopeda, consistente en la exploración de las estructuras implicadas y la observación de síntomas: exploración de pares craneales, exploración de estructuras orofaciales y laríngeas, valoración de la deglución.

En un próximo post os daremos algunos consejos para cuando el afectado comienza de nuevo a comer (postura adecuada, textura de los alimentos, etc). Mientras, os dejamos la Guía de Nutrición en Disfagia que recientemente ha editado el Ministerio de Sanidad.

(Sacado de esta página. Paperblog )

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